jueves, 22 de febrero de 2007

La infancia en Iraq: drogas, prostitución y mendicidad

La ocupación hunde en la marginalidad a miles de niños y niñas en el país


Los niños y niñas de Iraq son las primeras víctimas de la ocupación, tanto en el aspecto material como en el sicológico. Un 'marine' esposa a menores durante un operativo militar en la provincia de al-Anbar en 2006.

Iraq solidaridad


La violencia en Iraq está desgarrando a las familias y destruyendo la economía del país , dos factores fundamentales que, según afirman especialistas en la infancia, están haciendo surgir una gran cantidad de niños de la calle marginales.

Una vez en la calle, los niños pueden caer fácilmente presa de bandas implicadas en drogas, violencia y prostitución. "[...] Los niños son las primeras víctimas de la violencia y, desde el punto de vista psicológico, son particularmente vulnerables. Así, para un adulto que quiera hacerlo es fácil manipular y utilizar a un niño. Por ejemplo, a finales de 2005 ya se produjo el caso de un niño al que se utilizó como suicida", afirma Cedric Turlan, encargado de información de la ONG Coordination Committee on Iraq (NCCI).

Sexo por pegamento

Ali Mussawi, presidente de la ONG iraquí Keeping Children Alive (KCA) afirma que desde la invasión de Iraq dirigida por EEUU en 2003 el número de niños utilizados por las bandas criminales ha aumentado. Mussawi afirma que una de las principales razones de ello es que muchos niños sin hogar recurren rápidamente a las drogas, lo que incluye inhalar pegamento o vapores de líquidos como pintura, lo que ha provocado una gran cantidad de intoxicaciones. "[...] Muchos niños de la calle se unen a las bandas criminales para conseguir dinero para sus hábitos drogadictos porque el dinero que consiguen con la mendicidad no es suficiente para comer y consumir sus drogas", afirma Mussawi.

Mussawi añade que algunas de estas bandas criminales ofrecen drogas a esos niños a cambio de favores sexuales. "[...] Los niños y niñas de la calle están en una situación desesperada. El ministerio del Interior no puede controlar a estos grupos y quienes salen perdiendo son los niños que no pueden escapar", afirma. "[...] Es una tortura. Esos niños se mueren de hambre y las bandas utilizan su situación desesperada para obligarles a caer en las drogas y en el mundo del sexo".

Altos cargos del ministerio del Interior han afirmado que habían estado al acecho de esas bandas y habían castigado a las que habían detenido, pero no quisieron dar más detalles.

Sami Rubaie, de 12 años de edad, vive en las calles de Bagdad. Dice que había huido de casa porque no podía soportar las palizas de su padre por no llevar suficiente dinero a casa después de mendigar todo el día. En seguida cayó en inhalar pegamento. Para poder pagarse este vicio, se unió hace poco a una banda y ahora los hombres tienen relaciones sexuales con él cambio de pegamento y dinero. "[...] Lloro siempre que un hombre tiene relaciones sexuales conmigo y me suelen pegar porque lloro. Al acabar mi jefe me da una buena cantidad de pegamento y unos tres dólares para comida. Sé que lo que hago está mal pero es mejor que vivir con las palizas diarias de mi padre por no llevar suficiente dinero", cuenta Sami.

Sin financiación

Varias ONG trabajan para apoyar psicológicamente a los niños de la calle. También existen proyectos para devolver a los niños de la calle a sus familias. Sin embargo, la falta de financiación [para los proyectos] y la creciente inseguridad a la que se enfrentan los trabajadores sociales han hecho que muchos de estos proyectos no se lleven a cabo. Por ejemplo, el Creciente Rojo iraquí, que ha desarrollado iniciativas para ayudar a los niños de la calle, ha congelado sus proyectos debido a la falta de fondos y por motivos de seguridad.

Hay numerosos elementos por los que los niños iraquíes pueden acabar viviendo en las calles. Algunos son huérfanos y no tienen a nadie que se ocupe de ellos. Otros han huido de la violencia y de los abusos sexuales en casa. No todos caen en las drogas y en el sexo en las calles, sin embargo, todos ellos son vulnerables.

Al igual que Sami, Mohamad Saadek, de 12 años, huyó de la violencia en casa con la esperanza de encontrar una vida mejor en las calles Bagdad. Hace un año escapó junto con su hermana Nahila de 10 años de un padre que abusaba de ellos. "[...] Mi madre nos dejó para irse a vivir con otro hombre. Mi padre nos apartó de mi madre y nos pegaba todo el tiempo para vengarse del comportamiento de mi madre", afirmó Mohamad. "[...] Mi hermana era la que más sufría. Además de obligarla a hacer a ella sola la limpieza y la cocina, un día vi cómo la obligaba a jugar con su pene", afirma Mohamad.

Mohamad cogió a su hermana y huyó del barrio de Dora Alwai de la capital al vecindario de Dora, al otro lado de la ciudad, para que su padre, un mecánico, no pudiera encontrarlos nunca. "[...] Fuimos a donde vive mi madre pero ella nos dijo que volviéramos a casa porque su nuevo marido no quería niños y ella ya nos había entregado a nuestro padre. Cuando le conté lo que hacía mi padre, dijo simplemente que era nuestro padre y que podía hacer lo que quisiera", afirma Mohamad. "[...] Así que nos pareció que la calle era un sitio mejor para vivir que nuestra familia, aunque tengamos que mendigar para vivir".

Mendicidad

Ahmed Safar, de siete años, se ha visto obligado a mendigar por las calles de Bagdad para comer. Safar, un huérfano que tiene dos hermanos y una hermana, merodea todos los días por los semáforos, pidiendo dinero a todos los conductores que paran. "[...] Tío, tío, dame dinero para comer" es su forma de pedir. "[...] A veces me dan algo; otras veces, cuando insisto, me pegan. Las mujeres nunca ayudan y dejan siempre cerradas las ventanas de los coches, la gente mayor es la mejor", dice Ahmed. "[...] No tengo otra alternativa. Mis hermanos y yo trabajamos en la calle, pidiendo en sitios distintos. Yo soy el pequeño, pero normalmente el que más dinero saca. Mi hermana siempre viene conmigo y juntos sacamos suficiente para comer todos los días", añade.

Ahmed afirma que prefiere pedir antes que robar y que empezó a mendigar antes de que sus padres murieran porque eran una familia pobre. Dice que su madre murió en Faluya en agosto de 2004. Estaba visitando a unos familiares cuando las fuerzas de coalición [tropas de ocupación], dirigidas por EEUU bombardearon la casa. Su padre enfermó y no podía trabajar, así que mandó a sus hijos a pedir. Si no regresaban a casa con suficiente dinero los pegaba, declara Ahmed. Su padre murió por una insuficiencia hepática en abril de 2005. "[...] Ahora están muertos, pero mis hermanos nos tratan bien. Estamos contentos aunque dormimos al raso, sólo con dos mantas, en un jardín. Espero que algún día pueda ayudar a todos los niños mendigos en Iraq", dice Ahmed, sonriendo de oreja a oreja antes de salir corriendo detrás de un lujoso vehículo.

Ahmed es uno de los miles de niños sin hogar de todo Iraq que sobreviven mendigando, robando o escarbando en las basuras para conseguir comida. Hace sólo cuatro años, la mayoría de esos niños vivía en una casa con su familia.

"[...] Todos los días cuando voy a trabajar o voy a recoger a mis hijos al colegio, un niños se acerca al coche para pedir dinero. Es muy difícil ignorarles porque ahora hay muchos niños en las calles mendigando comida y ayuda material", afirma Ali Mussawi, de KCA. "[...] Hablan y profieren juramentos como adultos, mencionan a Dios en todas sus frases. A veces, cuando el hambre aprieta, puedes ver a un niño sin miedo a robar para comer", añade Mussawi.

Deterioro de la situación económica

Según la mencionada ONG NCCI, el deterioro de la situación económica en Iraq es la razón fundamental para el incremento del número de niños en las calles desde el inicio de la ocupación en 2003. El factor principal es el aumento en el número de viudas en el país. "[...] Además, con el aumento del número de viudas y huérfanos, y la terrible situación de seguridad, las necesidades de las familias han aumentado, al igual que el número de niños en las calles", señala Cedric Turlan, quien concluye:

"Evidentemente, cuando los niños ya no van al colegio, no se puede hacer nada para sacarlos de las calles. Cuando los niños están en el colegio no andan por la calle y los profesores y educadores tienen influencias sobre las familias. La situación económica de los iraquíes empeora mes a mes. Muchas familias utilizan a sus hijos para obtener ingresos extras, lo que logran mediante la mendicidad. También hay familias que ponen a trabajar a sus hijos.

"Iraq firmó la convención sobre derechos de los niños, pero su puesta en práctica está mucho más reducida ahora, fundamentalmente debido a la inseguridad. Por ello, la principal preocupación es el futuro de los niños iraquíes en general. ¿Cuál será su futuro?".

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