No es que se hubieran ido. Maestros de la Sección 22 siempre han estado presentes en las movilizaciones del movimiento popular oaxaqueño, pero en esta última marcha volovieron a verse los letreros característicos del magisterio: “Valles centrales”, “Costa”, “Istmo”, avanzando por contingentes en una manifestación que por lo menos rebasó las cien mil personas y que llegó a la Plaza de la Danza con el sol en su punto.
El operativo desplegado por todas las corporaciones estatales y municipales bloqueó los accesos al zócalo y de santo Domingo por una decena de manzanas. Había perros de ataque y una cantidad escalofriante de granadas de gas. Los granaderos se parapetaron detrás de esas vallas negras de dos metros de altura, a las que le agregaron alambre de púas en espiral. Se habla de cuatro mil elementos.
Los manifestantes ni se acercaron, pero todo aquel que quisiera ingresar al zócalo o a Santo Domingo, debía formarse para esperar a pasar por un pequeño espacio que los uniformados con casco, armadura y toletes, dejaban entre la pared y las vallas. De vez en cuando, al azar, preguntaban: ¿a dónde va? Granaderos, emisarios de la normalidad, promotores de la industria turística.
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