viernes, 9 de febrero de 2007

Confirma, ex consejero de seguridad nacional, que Estados Unidos puede organizar atentados contra su propio territorio

Red Voltaire

Con excepción del The Washington Note y el Financial Times, los grandes medios han decido no reportar la declaración de Zbigniew Brzezinski, que conmociona a la clase dirigente estadounidense. El 1º de febrero de 2007, durante una audiencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el ex consejero de Seguridad Nacional procedió a dar lectura a una declaración escrita cuyos términos había sopesado cuidadosamente.

Zbigniew Brzezinski indicó en su declaración que: «Un escenario posible para un enfrentamiento militar con Irán implica que el fracaso iraquí alcance los límites americanos; seguido de acusaciones americanas que hagan a Irán responsable de ese fracaso; después, por algunas provocaciones en Irak o un acto terrorista en suelo americano[, acto] del cual se haría responsable a Irán. Esto pudiera culminar con una acción militar americana “defensiva” contra Irán que sumergiría a una América aislada en un profundo lodazal en el que estarían incluidos Irán, Irak, Afganistán y Pakistán.

Usted ha leído bien. Zbigniew Brzezinski mencionó la posible organización por la administración Bush de un atentado en suelo estadounidense, atentado que sería falsamente atribuido a Irán para provocar una guerra.

En Washington, los analistas se dividen entre dos interpretaciones de esta declaración. Para unos, el ex consejero de seguridad nacional trata de moverle el tapete a los neoconservadores y de sembrar la duda por adelantado sobre cualquier circunstancia que pudiera llevar a la guerra. Para otros, Brzezinski quiso además sugerir que, en caso de enfrentamiento con los partidarios de la guerra, él podría abrir nuevamente el expediente del 11 de septiembre. Como quiera que sea, la hipótesis de Thierry Meyssan –según la cual los atentados del 11 de septiembre fueron perpetrados por una facción del complejo militar e industrial para provocar las guerras de Afganistán e Irak– deja bruscamente de ser un tabú y empieza a convertirse en tema público de conversación entre las élites Washington.

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