martes, 20 de febrero de 2007

Crímenes sin castigo


Argenpress

Hace exactamente un año, 65 obreros perdieron la vida y 13 más resultaron lesionados en una explosión en la mina Pasta de Conchos, ubicada en San Juan de Sabinas, Coahuila.

Hasta hoy los cuerpos no han sido rescatados, las investigaciones ministeriales y legislativa siguen su lento curso y las esposas, excepto Elvira Martínez viuda de Jorge Vladimir Muñoz, sólo han recibido 750 mil pesos de ayuda humanitaria de Industrial Minera México, propietaria de la mina y perteneciente al Grupo México. De éste es vicepresidente Internacional el subsecretario de Asuntos Multilaterales de la Secretaría de Relaciones Exteriores Juan Rebolledo Gout, durante el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León.

Sin el extraordinario aprendizaje del abogado y filosofo Rebolledo sobre asuntos m
ás terrenales como la regionalización (globalización para el discurso dominante) de la economía, la sobreexplotación del trabajo asalariado y los estrechos vínculos con el entonces pésimo cuentachistes desde Los Pinos pero excelente promotor de trasnacionales estadunidenses en México y en la aldea, resultarían inexplicables las conductas cuando menos negligentes sino es que criminales de Francisco Xavier Salazar Sáenz, secretario del Trabajo en sustitución de Carlos María Abascal Carranza, y de éste mismo al frente de la Secretaría de Gobernación, actualmente integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, por obra y gracia de Manuel Espino Barrientos y de Vicente Fox Quesada.

El político mexicano más célebre por padecer incontinencia verbal y gozar de una capacidad impar para emitir sandeces, ahora pagadas en dólares pero no los suficientes para él y Martha María Sahagún Jiménez, nunca se atrevió a visitar Pasta de Conchos.

El 19 de febrero de 2006, Fox Quesada se encontraba con el alto mando castrense festejando el Día del Ejército y con ese pretexto se negó a acudir a San Juan de Sabinas. Al día siguiente tenía agendado un viaje a Chihuahua, estado vecino de Coahuila, y tampoco tuvo tiempo el señor que a las nueve de la noche ya estaba instalado en su cama de las cabañitas, como él mismo presumía.

No tuvo tiempo en nueve meses y medio.
¡Claro que no! No eran sus muertos. Pero sí lo tuvo, y de sobra, para ordenar que se clasificara como información confidencial por dos años la indagatoria realizada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, y que por la oportuna gestión jurídica de la Pastoral Laboral y de Manuel Fuentes Muñiz se rescató del archivo secreto.

El documento de la STPS brinda múltiples elementos técnicos para probar las anomalías de la mina y que se registran desde 2000, como la falta de medidas de seguridad, desperfectos eléctricos y deficiencias, falseamiento de formatos de inspección e inclusión forzada de trabajadores que no eran miembros de la Comisión Mixta de Seguridad e Higiene.

También le sobró tiempo al guanajuatense nacido en el Distrito Federal --quien ahora cobra en decenas de miles de dólares por chantajear desde Los Angeles, California, y Washington, DC, a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa--, para instruir a su enviado Salazar Sáenz a que jugara con el dolor de los deudos al engañarlos con esperanzas de vida que sólo existían en su cabeza de burócrata que buscaba ganar tiempo y quedar bien con el gran capital minero, prioritario en el denominado gobierno de los empresarios.

Tiempo le sobró también a Fox para pedirle al gobernador Humberto Moreira Valdés que se encargara de la desestabilización del sindicato (en las secciones 147 y 288 de Monclova) y el encarcelamiento del líder nacional Napoleón Gómez Urrutia.

El gobierno del cambio resultó de criminales por torpes, negligentes y patronales sin límites.

No hay comentarios.: