Gustavo Iruegas
A nombre del Gobierno de México, nuevamente externo una enérgica protesta por las medidas unilaterales tomadas por el Congreso y el Gobierno de Estados Unidos que exacerba la persecución y el trato vejatorio en contra de los trabajadores mexicanos no documentados.[…] La insensibilidad mostrada hacia ellos que mucho aportan a la economía y a la sociedad estadunidense ha sido un aliciente para redoblar la lucha por el reconocimiento de su enorme aporte a la economía de ambas naciones y por la defensa de sus derechos. Por eso, el Gobierno de México seguirá insistiendo firmemente ante la sociedad y el Gobierno de ambos países en la necesidad de una reforma migratoria integral y en el rechazo categórico a la construcción de un muro en nuestra frontera común”. Estos son los párrafos finales del mensaje que Felipe Calderón dirigió a la nación el día 2 de septiembre último, sustitutivo del informe presidencial que no pudo dirigir desde el Palacio Legislativo, frente al Congreso de la Unión. Los conceptos enunciados suenan bien y, si no fuera por su carácter profundamente demagógico, se les podría encontrar cierto tono responsable y solidario.
En México no se hizo mucho caso de esta parte del mensaje porque ya la gente sabe que se trata de mentiras y falsedades destinadas a cubrir las apariencias y hacer creer a los mexicanos que hay una preocupación por la suerte de nuestros nacionales en el país vecino. Seguir leyendo
En México no se hizo mucho caso de esta parte del mensaje porque ya la gente sabe que se trata de mentiras y falsedades destinadas a cubrir las apariencias y hacer creer a los mexicanos que hay una preocupación por la suerte de nuestros nacionales en el país vecino. Seguir leyendo
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